
En el sitio Coursera.org salió el curso inglés Learning How to Learn: Powerful mental tools to help you master tough subjects (“Aprendemos a estudiar: fuertes herramientas de conciencia que te ayudarán a dominar asignaturas complejas”). La autora de SM Olya Bezdeleva lo pasó e hizo una sinopsis con las ideas principales. A continuación están algunos consejos que te ayudarán a aprender cosas nuevas de forma más eficaz.
No escuches a los que se quejan de que aprender cosas nuevas (incluidos idiomas extranjeros) es fácil solo en la escuela y en la edad de los estudiantes. El cerebro humano es el dispositivo más complejo del universo conocido y es capaz de formar nuevas conexiones neuronales hasta una edad avanzada. Por supuesto, este proceso se hace más lento con los años, pero con la ayuda de algunos trucos puedes estimularlo.
1. Cambia al pensamiento distraído (a veces)
Cuando reflexionamos sobre una ecuación, intentamos hacerlo en Present Perfect Progressive, o volvemos a leer la misma página del manual por décima vez, usamos el modo enfocado (focused mode). Imagina un campo para jugar en pinball. La pelota que lanzamos es un pensamiento, un tema en el que estamos pensando ahora. Cuanto más cerca estén los “parachoques” contra los que golpea la pelota, más posibilidades tiene de que se atasque en una parte del campo sin golpear otra. Lo mismo ocurre con el pensamiento: mientras intentamos en vano resolver el problema, concentrando los esfuerzos del cerebro en una parte suya, la solución probablemente esté en otra. O en varios a la vez.
En este caso, es útil recurrir al modo de pensamiento distraído (diffuse mode), cuando el pensamiento viaja libremente y te permite mirar la situación desde un lado inesperado. Puedes cambiar al pensamiento distraído cuando menos lo esperes: en la ducha, paseando, durante actividades tranquilas, por ejemplo, limpiando.
Salvador Dalí solía utilizar esta técnica cuando necesitaba una carga de creatividad. Tomó un manojo de llaves, se sentó en una silla cómoda y simplemente se relajó, estaba en las nubes. En algún momento, se quedó dormido, las llaves se le cayeron de la mano y cayeron al suelo; este ruido devolvió a Dalí del estado agradable de medio sueño.

Luego recordó las ideas e imágenes que se le ocurrieron durante el descanso y comenzó a trabajar en ellas. Por lo tanto, la próxima vez que llegues a un callejón sin salida, tratando de recordar algo o entender un problema, deja este asunto y descansa, y la solución vendrá por sí sola.
2. Toma la procrastinación bajo el control
Todo el mundo se pospone de vez en cuando. Es que si estás ocupado con una cosa, ¡pasan tantas actividades y cosas interesantes! Cuando piensas en algo que necesitas hacer o aprender, pero que en realidad no quieres, se activan áreas del cerebro asociadas con el dolor. Por supuesto, el cerebro intenta detener las señales desagradables cambiando la atención a otra cosa. Como resultado, nos sentimos mejor, pero no por mucho tiempo. Al final, tan pronto como nos ponemos manos a la obra, el cerebro deja de sentir “incomodidad”.
A finales de los años 80, el italiano Francesco Cirillo inventó el método del tomate (similar al temporizador de cocina con forma de tomate) que ayuda a combatir la procrastinación aquí y ahora. Todo lo que necesitas es un temporizador que debe configurarse en 25 minutos. Durante este tiempo, intenta concentrarte en la tarea sin distraerte.

En cuanto se acabe el tiempo, recompénsate: toma el té, charla con un amigo, mira Instagram (¡pero no por mucho tiempo!) Para que el cerebro se acostumbre a que después del trabajo duro hay un merecido descanso.
3. Entrena tu cerebro como músculos en el gimnasio
Cuando empezamos a ir al gimnasio, no esperamos (aunque en el alma lo esperamos) que en una semana tendremos los músculos y podremso levantar la barra más que nuestro propio peso. Lo mismo ocurre con el cerebro. Es un cuerpo que ama la práctica y la coherencia. Si deseas leer más rápido, memorizar más y pensar más rápido, no solo necesitas hacer ejercicio, sino también aumentar gradualmente la carga.

Nos sirve la memoria a corto y largo plazo. Si la primera es como una mala pizarra, de la que pronto se borrará lo que está escrito con tiza, entonces la segunda es un almacén seguro donde se guardan grandes cantidades de información. Se necesita tiempo para que lo que acabas de aprender o leer “se traslade” a la memoria a largo plazo. Todo el mundo sabe que aprender en el último momento no es la mejor estrategia. Si representamos el conocimiento obtenido de esta manera en forma de pared de ladrillos, todo será oblicuo y torcido, porque las neuronas simplemente no tienen tiempo para organizarse en conexiones fuertes y armoniosas.
Para mantener el muro del conocimiento plano y hermoso, comienza a aprender con antelación y usa una técnica simple de repetición espaciada. Digamos que aprendiste algo el lunes. Divide el material cubierto durante varios días y repasa los miércoles, jueves y sábados. Los autores del curso te aconsejan que hagas una tabla con el horario de repetición y que no exageres. Asegúrate de dejar para tu cerebro uno o dos días para descansar y recuperarse.
Por cierto, todos los métodos educativos se basan en el método de la repetición con intervalos. Por ejemplo, el algoritmo de la aplicación de la escuela de inglés online Skyeng te ayuda a aprender palabras de manera efectiva: te recuerda la palabra correcta en el momento en que estás a punto de olvidarla.
4. No te detengas en lo que ya sabes hacer
Demasiada práctica tampoco es una buena idea. Tan pronto como hayas repasado la conjugación de verbos o fechas históricas tantas veces cuanto es suficiente, y toda esta riqueza se haya trasladado a la memoria a largo plazo, debes pasar a material nuevo, aumentar el grado de complejidad. Imagínate por un segundo que quieres ser un buen carpintero. Una vez que hayass aprendido a martillar bien los clavos, vale la pena comenzar a dominar otras herramientas más avanzadas.

Es fácil repetir algo que ya sabes hacer fácilmente, puede llevarte a la ilusión de competencia (illusion of competence). Aquí es cuando parece que lo sabes todo, pero en realidad solo has aprendido lo fácil. En psicología y ciencia cognitiva, se describe Einstellung effect, el efecto del “cerebro mecanizado”. En este caso, las viejas actitudes y las soluciones conocidas de los problemas pueden impedirnos resolver nuevos problemas. El cerebro se obsesiona con lo que ya sabe y simplemente no ve una solución más simple, creativa y alternativa.
Puedes luchar con esto cambiando entre lo fácil y lo difícil, jugando juegos de lógica, recolectando rompecabezas grandes, aprendiendo idiomas extranjeros y resolviendo problemas matemáticos.
5. No te olvides de dormir, pasear y hacer deporte
El último consejo es obvio, pero la naturaleza aún no ha encontrado nada más útil. Para estudiar productivamente, memorizar cosas nuevas, hablar idiomas extranjeros (pon lo que necesites), necesitas dormir bien y hacer deporte. Mientras estás despierto, las toxinas se acumulan en el cerebro, de las que se deshace durante el sueño. Las células se encogen, aumentando así el espacio entre ellas, y todo lo “malo” se excreta.
A veces parece que dormir una hora extra es un lujo inasequible y una pérdida de tiempo. Pero un buen sueño es la única forma que tiene el cerebro de limpiarse y recuperarse. Además, la privación sistemática del sueño puede provocar dolores de cabeza, depresión, infarto de miocardio, diabetes y muerte prematura. Entonces, incluso con el horario más loco, duerma de 6 a 9 horas. El proceso de aprendizaje y memorización será mucho más rápido y el cuerpo te agradecerá.

Cuando se trata de ejercicios, la actividad física es la única forma conocida de retardar el envejecimiento cerebral y estimular nuevas conexiones neuronales. No tienes que correr por el estadio o morirte en el gimnasio. Un corto paseo diario, piscina, pista de patinaje o baile es suficiente.